Esta es, sin duda alguna, la modalidad ideal para descubrir los tesoros de la naturaleza y la historia que se esconden en el interior de los 32 espacios naturales protegidos en que se divide la Isla a través de una densa red de senderos.
La isla tiene un perímetro casi circular con su cima situada en pleno centro de la Isla. Ello da lugar a su característico relieve de perfil cónico surcado por profundos barrancos distribuidos en forma de abanico y por grandes depresiones de origen volcánico o erosivo, las calderas. No obstante, existen grandes diferencias geomorfológicas entre el suave relieve nororiental y la abrupta orografía del suroeste.
Su legendaria climatología, es realmente apacible y, según orientación o altitud, da lugar a diferentes microclimas que dividen a la Isla en tres comarcas bioclimáticas: al NE, la Alisio-canaria o Isla Húmeda, la Xero-canaria o Isla Seca al SO y, por encima de los 1500 m, las Cumbres.
Conocer las diferentes peculiaridades del relieve y los microclimas de Gran Canaria es fundamental para la adecuada elección del itinerario y del calzado, vestimenta, alimentación, etc. que requiere su recorrido.
La geografía isleña se halla surcada por una intrincada red de comunicaciones pedestres que van desde fáciles pistas forestales y caminos reales o de herradura a sendas o veredas reservadas para expertos senderistas.
Las dimensiones de la isla y su agreste relieve, dan lugar a itinerarios de corto recorrido y gran desnivel. Según su trazado, estos pueden ser "de costa a cumbre", poco inclinados y casi rectilíneos por discurrir a lo largo de barrancos y concéntricos, o transversales, más serpenteantes y empinados, que cruzan estos accidentes del terreno.
En la actualidad se realizan proyectos y obras de señalización en los principales caminos de la Isla, que sustituirá las señales tradicionales consistente en mojones o hitos de piedras. Existen diversas publicaciones y Guías que recogen detalladas descripciones y mapas de la red insular de senderos.
No se precisa un equipo muy técnico. Eso sí, el calzado ha de ser algo mas robusto que el habitual de senderismo. Se recomiendan botas de montaña, mas sólidas, impermeables y de buena sujeción de tobillos dejando las zapatillas deportivas o sandalias, para cortos recorrido o descanso.
La vestimenta ha de ajustarse a las condiciones méteo del día y la zona del el itinerario. Excepto en zonas libres de vegetación, se desaconseja el uso de tejidos delicados o prendas cortas, shorts, tops, etc. Aparte de la pequeña pero suficiente mochila de 30 litros, los complementos mas recomendados son los palos o bastones telescópicos de marcha, insustituibles para salvar con comodidad las grandes pendientes, cámara fotográfica o vídeo, y teléfono móvil, por seguridad.